No digas nada, ya se.
Queres que te limpie de nuevo, ¿no? Sinceramente a veces pienso que te ves
mejor así, como una imagen borrosa que no puedo distinguir; como un recuerdo
lejano que casi no puedo percibir, algo pasado que ya no esta aquí. Y no, no es
un reproche, es simplemente que estoy cansado de ser yo quien hace todo por los
dos.
Para vos todo es fácil, parece. Solo te limitas a verme y apropiarte de mis palabras, pensamientos, deseos, movimientos.
¡Nunca ofreces nada! Soy yo quien te habla, soy yo quien te mira, soy quien te invita a salir con la vana esperanza de que un día lo hagas, soy yo quien espera algo de vos... Algo más que ese silencio cruel al que me sometes.
Soy plenamente consciente de que estamos en diferentes planos, no hace falta que lo digas o repitas. Pero pareciera que vos no te crees eso. No me dejas ir, no me soltas. Admiro esa capacidad tuya de hacer que te recuerde cuando te estoy olvidando. Y me duele
Me duele porque sos vos quien me reprocha constantemente, quien me juzga, quien me mira. Y no necesito eso, no espero eso.
¡No! No quiero esto para mí, no lo merezco.
No merezco que aparezcas cuando lo deseas, ¿cuantas veces te necesite y no estuviste?
Creía conocerte, pero ahora me doy cuenta que no es así, que sos una persona totalmente diferente a quien me presentaste.
¡Desearía cambiarme el rostro para no ver el tuyo nunca mas!
Y es que ya no te creo, no creo ni en tu nombre ni en tu aspecto, no creo en quien sos, no creo ni en tus palabras que en realidad nunca oigo, solo imagino.
Capaz que si apago las luces no te vea, es menos doloroso al menos; saber que estas pero no verte. Una renuncia cobarde, pero rápida.
Te quiero gritar que me siento prisionero de vos, que no puedo simplemente olvidarte, que no puedo solo hacer de cuenta que no pasaste en mi vida y nunca te conocí, nunca supiste de mí.
Es muy raro decirte esto, pero me frustra como sos conmigo, yo siempre te quise; y vos sos solo... una imagen en el espejo
Para vos todo es fácil, parece. Solo te limitas a verme y apropiarte de mis palabras, pensamientos, deseos, movimientos.
¡Nunca ofreces nada! Soy yo quien te habla, soy yo quien te mira, soy quien te invita a salir con la vana esperanza de que un día lo hagas, soy yo quien espera algo de vos... Algo más que ese silencio cruel al que me sometes.
Soy plenamente consciente de que estamos en diferentes planos, no hace falta que lo digas o repitas. Pero pareciera que vos no te crees eso. No me dejas ir, no me soltas. Admiro esa capacidad tuya de hacer que te recuerde cuando te estoy olvidando. Y me duele
Me duele porque sos vos quien me reprocha constantemente, quien me juzga, quien me mira. Y no necesito eso, no espero eso.
¡No! No quiero esto para mí, no lo merezco.
No merezco que aparezcas cuando lo deseas, ¿cuantas veces te necesite y no estuviste?
Creía conocerte, pero ahora me doy cuenta que no es así, que sos una persona totalmente diferente a quien me presentaste.
¡Desearía cambiarme el rostro para no ver el tuyo nunca mas!
Y es que ya no te creo, no creo ni en tu nombre ni en tu aspecto, no creo en quien sos, no creo ni en tus palabras que en realidad nunca oigo, solo imagino.
Capaz que si apago las luces no te vea, es menos doloroso al menos; saber que estas pero no verte. Una renuncia cobarde, pero rápida.
Te quiero gritar que me siento prisionero de vos, que no puedo simplemente olvidarte, que no puedo solo hacer de cuenta que no pasaste en mi vida y nunca te conocí, nunca supiste de mí.
Es muy raro decirte esto, pero me frustra como sos conmigo, yo siempre te quise; y vos sos solo... una imagen en el espejo
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