A veces uno mira por la ventana y tiene esa sensación de caos vertiginosos, de verse envuelto en redes invisibles de alcance cósmico, que nos deja perplejos frente a la sola idea de ser uno en millones, ser la parte más invisible de un cuerpo abstracto gigantesco, sobrenatural, posiblemente más humano de lo que pensamos, pero más inhumano de lo que somos capaces de describir. Solemos pensar en quienes somos, en donde estamos y hacia dónde vamos o queremos ir. Pensamos en el bien y el mal, en su infinita esencia que agónicamente va deformándose y reformándose con el paso de las vidas. Y así, mientras uno pienso eso pasan autos, una señora saluda a otra, un perro callejero ladra al vacío, un señor vende sus revistas al público, alguien más se besa con su amor pasajero, otros solo miran pantallas relucientes con desinformación muy seria, muy informativa; en definitiva, mientras uno piensa eso pasa la vida, sucede la vida. Y en ese suceder de la vida es que todos nos quedamos como c...
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